Y EN TÍ, ¿EN DÓNDE ESTÁ TU RAZÓN DE SER?

 



José Macario López Balderas


INTRODUCCIÓN

 

Cuando vemos el agobio en el ser humano, cuando notas con gran pesadumbre su empobrecimiento conceptual de la vida, cuando escuchas temeroso sus zozobras y angustias, sus padecimientos y preocupaciones; cuando observas sus rostros apesadumbrados y nostálgicos, cuando aguzas los sentidos y miras a seres humanos inmersos en sus contradicciones coexistenciales, entonces te preguntas: ¿qué es lo que da lugar a ese estado de ánimo?, ¿será un reflejo de las condiciones socioeconómicas y culturales en que se desenvuelve?[1], ¿será que cambiando las condiciones económicas en que se desenvuelve, podrá liberarse de esa alienación ideológica?[2], ¿de ésta explotación social de la cual se dice víctima?, ¿es el hombre la medida de todas las cosas?[3], ¿dependerá de él ser lo que es y lo que no es?

 

Tu puedes ver a una sociedad que vive bajo los parámetros de vida de un mercado “libre”, donde todos luchan contra todos, donde todo es competencia y poder; competencia laboral, intelectual, emocional. Es decir: ¿quién  está mejor emotivamente?, ¿quién está en una situación económica mejor, con todos los bienes y servicios que uno podría desear?, ¿quién tiene más?, ¿quién viste mejor?, ¿quién se expresa mejor?, ¿quién es más sensual o sexuado?, ¿quién es más fuerte emocional o físicamente?, ¿quién juega mejor?, ¿quién es más perseverante?, ¿quién tiene más amor?, ¿quién es más feliz?, ¿quién sufre más? o ¿quién es más rico?

DESARROLLO

 

La libertad no se impone, más bien es un estado de la conciencia y de las condiciones materiales en que se desenvuelve; la libertad económica, política, social o cultural deviene de ese estado conceptual de la vida, de esa conciencia que se adquiere y se divorcia, a través de la educación, de la llamada sociedad refleja (1972)[4].

 

La sociedad debe permitir que el individuo aprenda a pensar, a ser, a ver antes de que le permitan decidir; deben consentir saber en que mundo se vive antes del hacer y tomar decisiones, antes de que pueda ejercer su libertad. Su libertad debe estar al parejo de su intelectualidad y de su conciencia social[5].

 

El libre albedrío está en función del pensamiento adquirido hasta ese momento, y el pensamiento es una precondición histórica de la evolución[6] del pensamiento y de la conformación social. Las llamadas fuerzas productivas si determinan en gran medida las formas de conciencia social en general.

 

La ideología tiene matices y formas de interpretación en el mundo sociocultural, las relaciones interpersonales chocan entre sí por la connotación de la palabra y ésta tiene un sentido, un significado frente al significante[7]; esto implica, una interpretación de la palabra que va seriamente condicionada por el uso, las condiciones, la intención, la idiosincrasia en sus tradiciones y costumbres interpersonales. Cada grupo social tiene sus aspectos bien definidos.

 

El descuido de las relaciones humanas,[8] determina en  gran medida el deterioro o desgaste de las relaciones socioafectivas, los estados de soledad implícitos en el ser humano, se determinan por los momentos de descuido e indiferencia que se tiene hacía sí. Sentir el peso de la vida sobre los hombros si determina con gran pesar el estado del espíritu y éste se determina por el estado conceptual que hasta ese momento tenga de la realidad social[9]. El nivel de acercamiento a la realidad va acompañado del nivel de interpretación de la misma; sin embargo todos los individuos vivimos nuestra realidad como si fuese atómica, y eso nos conduce a una separatidad  o estado de soledad. El vivir nuestra realidad nos hace despreocuparnos de los otros[10] y mientras nos sintamos a gusto, despreciamos la realidad de los otros, solo cuando sentimos el peso de nuestra realidad, que al fin y al cabo es la de todos, queremos que los demás se preocupen por nosotros y nos sentimos desamparados.

 

Por ejemplo: no te ha pasado que luego sientes una rabia grande… ¡muy grande! Como si valoraras la vida en cuestión de segundos y dependiendo de quien este a tu lado, lo responsabilizas de lo que te pasa y cualquier evento te hace recordar algún sentimiento escondido que no has podido decir, que se aprisiona dentro de ti con absurdo obstinamiento cegando los pocos momentos de lucidez que te quedan, que haces entonces, ¿pierdes la razón de ser? ¿Será que te has vuelto loco?

 

Valoras lo absurdo de la vida, te sorprende la pesantez con que se presenta, no te das la posibilidad de entender lo que pasa. Te sientes bloqueado, te molesta como vives pero no sabes cómo liberarte. Te sientes aprisionado y no ubicas en que momento puedes romper lo que te aprisiona, lo único que percibes es la impotencia y la rabia que poco a poco va mermando tu salud y tu vida.[11] Entonces, buscas aislarte de la realidad y te escondes en ti, buscas desesperadamente encontrar consuelo en la abstracción de la realidad y en el aislamiento de todo aquello que te rodea.

 

Cuando airadamente buscas transformar el entorno, encuentras muchas realidades que se oponen a lo que tu crees, entonces, empiezas a dudar de ti y de todo lo que es tu vida. Sabes que si das el paso de encontrarte a ti mismo corres el riesgo de perderte en la soledad y la soledad te espanta cual fantasma a tu mente aterroriza.

 

Caminas con mucha insatisfacción en la vida, hay aspectos que los sientes lejanos, que quieres sean discernidas, pero la mayoría de tus seres queridos u otras personas no quieren que sean discutidos, mucho menos dudar de los mismos. ¡Todo esta bien! No hay nada que discernir o reflexionar, ni que discutir… La sinceridad espanta.[12] Vivir aterra, te angustia, la libertad de ser se vive con frustrado sentimiento de represión en la soledad de tus emociones.

 

Cuando dos o mas soledades se unen no es para comprenderse es para reafirmarse en su individualidad[13]. Cada cual tenemos intereses distintos, sueños distintos, metas distintas; hay veces que se llega a coincidir y entonces tratas de tener un acuerdo. Pero ello no es sinónimo de tranquilidad, para ninguno de los que pernoctamos en comunión con los demás; pues todos, en nuestras individualidades siempre buscamos el bienestar en compañía del otro o los otros.

 

CONCLUSIÓN

 

Veo a una sociedad enferma del corazón, con mucha soledad y le pesa el deterioro de su salud, manifiesto somático de la angustia postmoderna.[14] No hay ser humano que en la historia y en la postmodernidad no haya dejado de sentir amor a la vida, es una actitud biofílica que se ha trastocado a través de la historia en una necrofilia desalentadora. Es como si se abandonara al ser por el peso de la existencia y saber que le ha ganado la vida misma. Recuerdo una vez una escena de una película de la segunda guerra mundial, donde dos soldados peleaban por su vida con una daga, en la escena se ve cómo uno al estar encima del otro va poco a poco dominando, ¡por su peso!, ¡por su astucia!, ¡por su fuerza!, ¡por su inteligencia!... Por lo que haya sido, pero al final observamos una escena de abandono, de muerte, sus fuerzas le abandonaron o quizá ya no quiso luchar,  quizá dejo de creer en la vida, tal vez fue tanta la presión que al final se abandonó.

 

Así ha llegado el momento de pensar en los momentos trágicos de la vida[15], donde se apodera el sentir y buscas ahogar tu abandono a un destino no manifiesto.

 

¿Qué buscas en la vida encontrar? Quizá caminar con el alborozo que crea el viento con tu pelo, sin más camino que el de percibir la sensación de sentirse vivo; o quizás lo que buscas es el equilibrio que se tiene consigo mismo, en la medida en que buscas percibirte con la posibilidad de encontrar una razón a la vida.

 

La razón de la vida cambia conforme a la expectativa filosófica del ser;[16] en el poeta está la poesía, en el político el poder, en el maestro enseñar, en el avaricioso la riqueza, en el amante el amor, en el hedonista el placer, en el guerrillero la lucha,  La lista es interminable, es como la llamada búsqueda de la felicidad, depende de que se busque en la vida. Y en ti, ¿en donde está tu razón de ser?

 

BIBLIOGRAFÍA

 

Camus Albert (2004). El mito de Sísifo. Buenos Aires: Losada, 1a ed.

Caruso Igor A. (2007). La separación de los amantes: una fenomenología de la muerte. México: Siglo XXI, 27a ed.

Cioran E. M.( 1990). La tentación de existir. Buenos Aires: Taurus.

Cioran E. M.( 1990). La tentación de existir. Buenos Aires: Taurus.

Cooper David (1980). La muerte de la familia. Barcelona: Ariel.

Chomsky, N. (1988a). El lenguaje y los problemas del conocimiento. Conferencias

de Managua I. Madrid: Visor.

De Unamuno Miguel (2008). Del sentimiento trágico de la vida Buenos Aires: Losada, 1a ed.

Freire Paulo (1972). Pedagogía del oprimido. Buenos Aires, Argentina: Ed. Tierra Nueva y Siglo XXI Argentina Editores.

Freud Sigmund (1986). Esquema del psicoanálisis. México: Paidós.

Fromm Erich (2003). El arte de amar: una investigación sobre la naturaleza del amor. México: Paidós Mexicana, 1a ed.

Hegel George Friedrich (1985). Lecciones sobre la historia de la filosofía I. México: Fondo de Cultura Económica.

Herbert Marcuse (1987). El hombre unidimensional: ensayo sobre la ideología de la sociedad industrial avanzada. Barcelona: Ariel, 2a ed.

Marx Carlos y Engels Friedrich. (1970). El capital visto por su autor. México: Grijalbo.

Paz, Octavio. (1998). El laberinto de la soledad. España: Fondo de Cultura Económica de España, S.l.

Platón. (1981). Diálogos. “Teetetes”. México: Editorial Porrúa, S.A. 19ª ed.

Rousseau Juan Jacobo (2012). El contrato social o principios de derecho político. México: Porrúa, 17a ed.

 



[1] Marx Carlos y Engels Friedrich. (1970). El capital visto por su autor. México: Grijalbo.

[2] Herbert Marcuse (1987). El hombre unidimensional: ensayo sobre la ideología de la sociedad industrial avanzada. Barcelona: Ariel, 2a ed.

[3] Platón. (1981). Diálogos. “Teetetes”. México: Editorial Porrúa, S.A. 19ª ed.

[4] Freire Paulo (1972). Pedagogía del oprimido. Buenos Aires, Argentina: Ed. Tierra Nueva y Siglo XXI Argentina Editores.

[5] Rousseau Juan Jacobo (2012). El contrato social o principios de derecho político. México: Porrúa, 17a ed.

[6] Hegel George Friedrich (1985). Lecciones sobre la historia de la filosofía I. México: Fondo de Cultura Económica.

[7] Chomsky, N. (1988a). El lenguaje y los problemas del conocimiento. Conferencias

de Managua I. Madrid: Visor.

[8] Caruso Igor A. (2007). La separación de los amantes: una fenomenología de la muerte. México: Siglo XXI, 27a ed.

[9] From Erich (2003). El arte de amar: una investigación sobre la naturaleza del amor. México: Paidós Mexicana, 1a ed.

[10] Cioran E. M.( 1990). La tentación de existir. Buenos Aires: Taurus.

[11] Camus Albert (2004). El mito de Sísifo. Buenos Aires: Losada, 1a ed.

[12] Cooper David (1980). La muerte de la familia. Barcelona: Ariel.

[13] Paz, Octavio. (1998). El laberinto de la soledad. España: Fondo de Cultura Económica de España, S.l.

[14] Freud Sigmund (1986). Esquema del psicoanálisis. México: Paidós.

[15] De Unamuno Miguel (2008). Del sentimiento trágico de la vida Buenos Aires: Losada, 1a ed.

[16] Cioran E. M.( 1990). La tentación de existir. Buenos Aires: Taurus.

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